El diagnóstico y la terapeuta
El amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas. A los
enfermos, cualquiera nos reconoce.
Hondas ojeras nos delatan que jamás dormimos, despabilados noche tras
noche por los abrazos, o por la ausencia de los abrazos, y padecemos
fiebres devastadoras y sentimos una irresistible necesidad de decir
estupideces.
El amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas. A los
enfermos, cualquiera nos reconoce.
Hondas ojeras nos delatan que jamás dormimos, despabilados noche tras
noche por los abrazos, o por la ausencia de los abrazos, y padecemos
fiebres devastadoras y sentimos una irresistible necesidad de decir
estupideces.